, Colec. Graciela Badín
Bosque; Árboles; Paisaje, 1924 ,Arte argentino s. XX - Paisaje, Óleo s/ tela, 63 x 70 cm - marco: 76 x 84 cm, Adquisición Comisión Provincial de Bellas Artes, 1926, Inv. 95
Bosque es
un óleo sobre tela realizado por el artista platense Adolfo Travascio, en el
año 1924. Tal como su nombre lo indica, se trata de un paisaje que representa
el interior de un bosque y el fragmento de un lago que aparece entre la
vegetación, ocupando el centro de la composición. Los tres árboles del primer
plano cortan la línea del eje horizontal y se elevan desplegando las curvas de
su ramaje hacia el cuadrante superior. Estos se encuentran ubicados en ambos
laterales del lienzo y forman una especie de arco que contiene el resto del paisaje
en su interior. La vista se percibe prácticamente cerrada, si no fuera por la
reducida presencia del cielo entre las copas de los árboles. Probablemente, los
vecinos y vecinas platenses que vean esta pintura intenten reconocer en ella al
lago del Paseo del Bosque. A decir verdad, el follaje y el lago del bosque
local conformaron un componente estético e ideológico clave para la obra de
Travascio
y los artistas de la época (Nessi, 1982). Desde luego, su
formación con el reconocido pintor Martín Malharro en la Escuela de Dibujo del
Museo de La Plata también tuvo una gran influencia en la realización de sus
pinturas. Como parte de sus métodos de enseñanza, Malharro incorporó las
salidas, a modo de excursiones, para que sus alumnos practicaran la pintura al
aire libre y la observación directa de la naturaleza local. Al contemplar la
obra en cuestión, y teniendo en cuenta estos antecedentes, pareciera que el
lugar desde donde el pintor trabaja fuera parte de la escena. Podría
pensarse, entonces, que fue realizada au-plein-air
en un paisaje conocido
para el artista, situado en las inmediaciones del Museo.
Aun cuando Travascio recurre a ciertas convenciones
estéticas del academicismo —no renuncia al encuadre tradicional con un punto de
fuga central— en Bosque
plantea expresamente el
problema moderno de la luz y el color. Las pinceladas imperan por sobre el contorno
de las figuras, que están sugeridas únicamente por la mancha de color. Incluso
las zonas con mayores detalles en las hojas de los árboles y arbustos son
insinuadas con pequeñas manchas de colores empleando el divisionismo. También
puede verse su interés por el estudio de la luz natural en eses momento del
día, que podría ser entrada la tarde, dada la inclinación de las sombras. La
paleta cromática es reducida, puesto que se compone de alrededor de tres
colores – el verde, el azul y el amarillo anaranjado-. Predominan los tonos verdosos de la vegetación y el agua del lago,
mientras que el segundo lugar lo ocupan, en igual medida, los amarillos anaranjados
de la tierra y los azules del cielo. La profundidad del espacio es marcada por
la fuga hacia los árboles del otro lado de la
orilla. Asimismo este efecto se refuerza por el tratamiento del color y el detalle
que van menguando conforme se distancian del primer término, lo que provoca la
pérdida de visión clara de las formas. Los elementos más alejados toman cierta
tonalidad azulada, que tienden a fundirse con el fondo plano del cielo.
Por sus
particulares rasgos definitorios como la luz, pincelada de color y el
plenairismo, podría decirse que Bosque es una obra con tientes impresionistas. Sin embargo,
resulta vano reducir su producción vinculándola con un solo estilo. Los años de
formación y producción del artista platense estuvieron atravesados por
corrientes artísticas muy diversas con las que convivía y muchas veces llevaba a
la práctica. No obstante, el pintor falleció muy joven, a la edad de treinta y
ocho años, y es posible que no haya llegado a consolidar un estilo sólido
propio. Así definía Pedro ]Blake al pintor de Bosque, en un
artículo de la revista Signo, aparecida el 20 de mayo de 1933: “Adolfo Travascio era
un gran estudioso, lleno de serenidad, que no sentía satisfacción por la obra
que iba realizando. Vivía en continua búsqueda” (s.p.). Basta observar su copiosa obra para ver esos momentos
de búsqueda y práctica constante.
Bosque parte de las
piezas adquiridas por el Museo Provincial de Bellas Artes en el año 1926. Sin embargo, la presencia de
Travascio en el Museo se remonta hasta 1922 cuando, junto con su esposa
Edielmira Flores Ortega y su cuñada
Amelia, obtuvo la única mención en el Primer Salón Provincial de Artes
destinado a la sección de Artes Decorativas, con un conjunto de 30 obras de
carácter Americano: muebles tapices, alfarería, almohadones y proyectos, (Museo
Provincial de Bellas Artes. 1922, s.p.). Cuatro años más tarde, ocupó el cargo
de primer secretario de la Comisión Provincial de Bellas Artes. Como artista
constituyó un corpus de obra sumamente heterogéneo, construyó una carrera
pública entre exposiciones, salones y premios, obteniendo buen recibimiento por
parte de la crítica, que lo ubicó entre los principales referentes por parte de
la crítica, que lo ubicó entre los principales referentes del medio cultural
local. En estos años, su producción osciló entre la pintura y el grabado, entre
la cerámica y la talla en madera de cuño indigenista (Gutierrez Viñuales,
2014), e incluso se dedicó a la ilustración para libros y a la escenografía. En
paralelo, ejerció la docencia artística —colaboró con Mariano Montesinos en la
conducción de la Academia Provincial de Bellas Artes- y se desempeño como
director de la Revista del
Ferrocarril Provincial de Buenos Aires (Altamirano, 2004). En ese sentido, la puesta en valor de la figura y la
obra de Adolfo Travascio señala un camino posible para adentrarse en la
historia del arte platense y bonaerense entre los años veinte y principios de
los treinta.
Malena Tanevitch
Braziunas

Colec.Carlos Travascio
Colec.Carlos Travascio